22 de octubre de 2015

Eres... una dulce nostalgia

Colegiala con bolso al hombro (foto en blanco y negro
De vez en cuando, una canción se asoma por el rabillo de la puerta para espiarnos. Algunas veces sólo pasa por el hilo musical, sin dejarnos más que el gusto de recordarla y, en ocasiones, cantarla bajito. Otras veces, nos atrapa y nos convierte en protagonistas de su historia

Una mañana de domingo, sentado en el sofá de la sala frente al televisor, interesado en conocer los video clips de las canciones del momento, mi atención se fijó sobre la pantalla cuando una imagen, a blanco y negro, me mostró el corredor de un colegio de secundaria, en el que aparecen varios estudiantes uniformados: algunos conversan en pequeños grupos, otros simplemente transitan hacia otras partes y uno de ellos, sentado al pie de una escalera que da a un segundo piso, sigue con la mirada a una compañera de clases, por quien se siente atraído. Mi memoria se disparó, y volvió a mí el recuerdo de aquella bonita e inalcanzable colegiala, de los años de mi tímida adolescencia.

Alejandra descendía desde el segundo piso, por la escalera del patio trasero del colegio, a la hora del recreo, cuando, sin haberlo pretendido, mis ojos se fijaron en ella. Tendría... ¿quince..., dieciséis años? Era delgada, como de un metro sesenta, tenía el cabello liso y largo –a media espalda–, piel morena clara y un par de ojos negros cautivantes. Nos habíamos cruzado muchas veces por el pasillo, entre los salones de clases, pero nunca me había fijado en ella más que para decir un tímido “hola”, tan de cortesía entre adolescentes, o esquivarla y seguir mi camino.

1 de febrero de 2015

Amor en salsa

Plato con salsa de manzana
Sobre la pequeña mesa del rincón de la cocina sonaba, alegremente, el reproductor de CD’s que, ocho años atrás, Isabel y Francisco habían comprado para disfrutar más la hora de cocinar.

–¿Me pasas la sal de ajo?, quiero intentar algo diferente, y si sale bien, ¡nos lo comemos, jajaja!

–Toma –respondió Francisco, extendiendo la mano para entregar el pequeño frasco a Isabel.

–Juan Manuel dijo que llegaría poco antes de las siete, así que hay que darse prisa para que todo esté a tiempo; ya sabes, ¡es odiosamente puntual!

12 de septiembre de 2014

El particular día de mi boda

Manos de novios entrelazadas
La puerta del ascensor se abrió y fuimos recibidos por la sonrisa amable del Sr. D’agostino, quien, con su mano izquierda extendida, nos señaló la escalinata por la que debíamos descender. Fue entonces cuando escuchamos que la canción que habíamos escogido para ese momento ya había comenzado a sonar. La voz del animador de la fiesta se sobrepuso a la música y, dirigiéndose a la concurrencia, dijo con ánimo jubiloso:

-¡Señoras y señores, recibamos, con un fuerte aplauso, a la nueva pareja de esposos: Otto y Adriana! -Y la emoción se desbordó por todo el lugar.

27 de abril de 2014

La Gloria de un gol

Balón de Fútbol
Aquella mañana un cielo nublado saludó a la ciudad con ese reflejo opaco y grisáceo propio de los días en los que nada puede salir bien, pero que de igual manera suceden. Yo, por alguna extraña razón, me sentía con ánimos de todo, sentía que aquél podría ser un buen día, pese a tener que ir al colegio.

A las diez de la mañana el timbre que anunciaba la hora del recreo sonó y todos los estudiantes salimos en estampida de los salones de clases a una mañana para entonces soleada. La hora había llegado; dos lentas y desesperantes horas habían pasado entre operaciones fraccionarias, la vida del gran explorador Marco Polo y los objetos directos e indirectos, el circunstancial y alguna otra cosa horrorosa de esas que componen una oración.

24 de febrero de 2014

Tu fantasma y yo

Hombre mirando hacia la ventana
Un amigo me dijo, en una ocasión, que en la vida hay momentos en los que es mejor dar vuelta a la página y continuar, pero yo le respondí que, en ocasiones, ni siquiera cerrando el libro logramos escapar de los fantasmas que desde él nos asechan, sin darnos tregua; así me sucedió contigo.

Como quien dobla la esquina y se olvida de lo que quedó atrás, te diste la vuelta y con paso resuelto caminaste hasta llegar a la puerta del autobús; subiste los escalones y te perdiste entre los pasajeros que parecían observarnos desde las ventanillas. El piloto encendió el motor y se puso en marcha. No hubo una mano moviéndose en señal de despedida. No hubo un rostro sonriente, ni siquiera uno triste, tras ninguna ventanilla. No hubo nada.

9 de diciembre de 2013

Alma gemela

Niños sentados sobre una peinadora
Todos tenemos un alma gemela, y no nos importa de donde venga: si llegó antes o después que nosotros a esta vida, si es grande o pequeña, si comparte o no nuestros sueños, lo único que nos importa es que está ahí, a nuestro lado, y que el día que su existencia tome el tren de la eternidad una mitad de nosotros mismos se irá con ella.

Aunque él nació en 1973 y yo dos años más tarde ¡quién podría decir que no nos conocíamos de siempre, desde el principio de los tiempos? Cuando niños jugábamos a reinventar el mundo. Él, un excéntrico hombre de negocios, dueño de su propio zoológico; yo, su mejor amigo y a la vez el cuidador de sus mascotas . Él, una estrella de Rock; yo, su manager, músico o fan. Él, un gran astronauta; yo, su compañero de aventuras o la nave espacial (ya no recuerdo cual de los dos).

Para mí él siempre fue una especie de maestro que me enseñaba de todo en los primeros años de la vida, como las coreografías de las canciones de Los Chicos de Puerto Rico, los personajes de las series de televisión o a imitar a los luchadores de la WWF. Para él yo fui ese ser un tanto más pequeño al que debió proteger en alguna ocasión, y del que debió cuidarse en otra, inclusive fui el objeto de sus experimentos de resistencia física o mental, que terminó un poco más loco que él mismo.

18 de septiembre de 2013

Orgulloso de ser chapín

Bandera de Guatemala
El sol se asomó por el este, y bañó todo el valle de la Ciudad de Guatemala con su luz dorada. Un rumor de ánimo patrio empezó a colarse por entre las calles, los edificios, las casas, las gentes que adornaban sus ventanas con el insigne azul y blanco de la bandera nacional. La televisión se preparaba para su acostumbrada transmisión del día de la independencia.

En las calles aledañas al Palacio Nacional, cientos o tal vez miles de adolescentes, vestidos con vistosos uniformes de gala, portando bombos, redoblantes, cajas, platos, xilófonos, clarinetes y trompetas, comenzaron a reunirse y agruparse. La expectación crecía a cada minuto que pasaba. El día esperado por todos había llegado. El desfile escolar de independencia estaba por dar inicio.