13 de noviembre de 2011

Despedida a dos voces en Clave de Sol

Estaba sentado en clase de canto en el Instituto Angélica Rosa, escuchando y viendo lo que hacían mis compañeros, cumpliendo con la asignatura del día, ya no recuerdo cual era. Comenzó a sonar una tonada acústica, piano, guitarra y violín, un tanto melancólica, dos voces comenzaron a cantar al unísono, dos chicas de mi grupo, Marcia de 13 y Lucía de 15. La canción era una declaración franca y abierta de un adiós, que nadie quiere escuchar, dicho e interpretado con tal tacto que por un momento yo pensé y sentí como si me lo dijesen a mí.

Marcia llevaba la voz grave, la que me hizo preso; Lucía, la voz aguda, la que me partió en dos. Sus miradas no se dirigían a mí, pero no hacía falta, la intención bastaba.

Despídete... así comenzaba la letra y así también mi sufrimiento. Nunca he podido concebir la idea de que una canción comenzase por el final, con una palabra tan cruda y terrible como esa, y menos cuando lleva de fondo una melodía y arreglo tan bellos. Con cada frase, cada estrofa, latía y crecía la soledad, y la historia me asechaba lista para lanzarme al abismo, y llegaba el coro: muchacho vete ya a otro lugar...la sentencia estaba dictada, no había más.

Luego de tres minutos de estar preso por la melancolía y la soledad, en medio de remolinos, sobresaltos, laberintos y más de alguna lágrima, la tortura terminó con un saldo poco favorable para el alma en ese momento, pero enriquecedor para el recuerdo.

La culpa no era mía ni de ellas, la culpa era de la canción en sí. La culpa era de Marta Botía por escribirla. La culpa era de Ella Baila Sola, dúo al que ya había escuchado sin que llegara a impresionarme mucho, por haberla grabado en su segundo disco.

Marcia me contó un par de semanas más tarde que, mientras cantaban, tenían la sensación de realmente despedirse de alguien en esa ocasión, ¿habrá sido de mí? Nunca lo dijo, pero dos o tres meses después no volví a verlas. De eso hace ya doce años.

Carátula del disco e.b.s. (1998)
De Ella Baila Sola supe que inició siendo un dúo de compañeras de estudios que un día descubrieron su afinidad y gusto por la música de forma casual, y así mismo por la casualidad (o tal vez en este caso de la causalidad) sus voces sonaron tan acopladas desde la primera vez que pensar en cantar por separado parecía inconcebible, aunque la vida demostró lo contrario unos años después, habiendo grabado, entre 1996 y 2000, tres discos que vendieron poco más de tres millones de copias entre España y América Latina.

Marta Botía y Marilia Casares fueron conocidas en el mundo de la música como Ella Baila Sola, gracias a su primer sencillo Amores de barra, al que le siguieron Lo echamos a suertes y Cuando los sapos bailen flamenco, éxitos que pertenecen a su primer álbum titulado con el nombre del dúo.

En 1998 lanzan su segundo disco llamado E.B.S., siglas de su nombre artístico, en el que se incluye como pista 15 y última, Despídete, que dejo acá para ustedes, sin que ello deba tomarse como una despedida, recuerden que este espacio se llama 1000 canciones y más, y apenas estamos comenzando. Disfrútenla!



1 comentario: