El autobús del recorrido turístico se detuvo por el semáforo en rojo. La voz pregrabada, que podíamos escuchar a través de los audífonos describiendo los lugares y la historia por donde transitábamos, hizo una pausa; entonces la pude ver, al centro de una glorieta a la que los vehículos rodeaban en semicírculo para continuar su camino. El semáforo cambió a verde y el autobús reinició la marcha.
Yo estaba sentado en la hilera de asientos de la izquierda, hacia el lado de la ventana del segundo piso del autobús rojo, un segundo piso sin techo, para que los turistas puedan admirar sin obstrucciones los lugares por donde éste transita. El sol de las 11 de la mañana de ese domingo de mayo me daba de frente, por eso no pude ver bien la estructura de piedra, mas cuando comenzamos a girar hacia la izquierda y el sol fue quedando sobre mi lado derecho y por último a mis espaldas la observé por completo, estaba frente a ella, como muchísimos otros lo han estado a lo largo de una buena parte de la historia de Madrid.
El texto pregrabado continuó contándome que fue construida por primera vez en 1599 por orden de Felipe III para celebrar la llegada de su esposa, Margarita de Austria, a la ciudad. La segunda edificación es la que se conserva actualmente y fue construida por orden de Carlos III en 1778.
Una canción comenzó a sonar en mi cabeza, sonó tan nítida como en aquella ocasión en que la escuché por vez primera en un café de Tapachula, Chiapas, México, en octubre de 1987 mientras esperaba junto a mi mamá y a mi hermano que llegara la hora para abordar el bus que nos llevaría al D.F. Las voces repetían en mi memoria:
…ahí está, ahí está viendo pasar el tiempo
la puerta de Alcalá…
Las voces inconfundibles de Ana Belén y Víctor Manuel repetían el estribillo mientras en mis pupilas iba quedando grabada la imagen de uno de los monumentos más reconocidos de Madrid y toda España. El autobús siguió su camino por entre las calles, monumentos y lugares históricos hasta llegar a la Plaza del Sol, donde había iniciado el recorrido poco más de media hora antes.
La historia de Madrid cuenta que La Puerta de Alcalá ha sido testigo de algunos de los momentos decisivos de la ciudad, de los personajes que han pasado frente y a través de ella, y es eso lo que nos cuenta la canción escrita por Luis Mendo, Bernardo Fuster y Francisco Villar Castejón, integrantes del grupo Suburbano, quienes nunca imaginaron el éxito que pusieron en las manos y voces de Ana Belén y Víctor Manuel, tanto así que esta canción es considerada la más famosa de la carrera de este matrimonio, no sólo como dúo sino como solistas.
María del Pilar Cuesta Acosta (Ana Belén) y Víctor Manuel San José Sánchez (Víctor Manuel), madrileña y asturiano respectivamente, son un matrimonio en más de un sentido, y es que no sólo ante la ley y el altar forman una pareja, sino también sobre el escenario, el que han compartido a lo largo de sus carreras de poco más de 40 años, así como el compromiso político y social.
La Puerta de Alcalá fue grabada por Ana Belén y Víctor Manuel en 1986, y forma parte de un disco doble titulado Para la Ternura Siempre hay Tiempo. Esta particular producción es el resultado de unir los discos Para la Ternura y Siempre hay Tiempo de Ana y Víctor respectivamente. Esta versión llegó a colocarse en el número 1 de Los 40 Principales (España) el 14 de junio del mismo año.
Ahora les dejo con esta buena canción, tal como sonaba en mi cabeza aquél domingo de mayo de 2002.
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