Sobre la pequeña mesa del rincón de la cocina sonaba, alegremente, el reproductor de CD’s que, ocho años atrás, Isabel y Francisco habían comprado para disfrutar más la hora de cocinar.
–¿Me pasas la sal de ajo?, quiero intentar algo diferente, y si sale bien, ¡nos lo comemos, jajaja!
–Toma –respondió Francisco, extendiendo la mano para entregar el pequeño frasco a Isabel.
–Juan Manuel dijo que llegaría poco antes de las siete, así que hay que darse prisa para que todo esté a tiempo; ya sabes, ¡es odiosamente puntual!